Jacques Lacan (1901-1981)
Psiquiatra y psicoanalista francés, se autodenominó ser quien efectivamente leyó a Freud, y bajo la consigna de un retorno a Freud, en momentos en que su lectura se consideraba superada y agotada por los desarrollos post-freudianos, desarrolló un trabajo de renovación e investigación en psicoanálisis, estimulando no sólo una nueva lectura de la obra freudiana, sino un verdadero rescate y reinterpretación del psicoanálisis con consecuencias técnicas, teóricas e institucionales.
Para su retorno a Freud, utilizó una traída conceptual inédita en el psicoanálisis que llamó lo simbólico, lo imaginario y lo real, con ella supo captar más de allá de una fidelidad ciega a los conceptos y teorías freudianas, el sentido y alcance de su revolución en el ámbito de las ciencias humanas, logrando despejar las oscuridades, desviaciones y el desgaste al que había sucumbido de una lectura rutinaria de Freud y una praxis psicoanalítica eclipsada por la primacía otorgada a la realidad, la adaptación, al yo y a la relación de objeto, todos ellos aspectos promovidos y enfatizados por la tradición post-freudiana, especialmente por la denominada Psicología del yo.
La vuelta hacia los textos de Freud, tuvo entre otros el efecto de revitalizar sus preguntas iniciales, inquietudes técnicas y clínicas, especialmente aquellas que surgían cuando se precisaba la incidencia del inconsciente, de la cultura y de la sexualidad en nuestra subjetividad. Lacan realizó una original alianza entre lo inconsciente y la estructura del lenguaje (acogiendo en el psicoanálisis los trabajos de los lingüistas) que se inicia en 1953 en su informe Función y campo de la palabra y del lenguaje, en psicoanálisis para luego enunciarse en su tesis mas conocida: el inconsciente está estructurado como un lenguaje, proposición transversal a toda su enseñanza, con ella no sólo se destaca la importancia de los poderes del lenguaje y de la palabra, sino también se logra determinar la incidencia de la alteridad en esa otra escena con la que Freud también llamó a lo inconsciente, es justo en ese lugar donde Lacan descubre la estricta homología ente los elementos centrales del proceso primario revelados por Freud y la estructura del lenguaje, pero en vez de conservar su carácter de representaciones, los llama significantes. Tal operación introduce un giro fundamental en el psicoanálisis, en tanto revela el funcionamiento de otras leyes distintas a aquellas que rigen al yo, a la conciencia, la razón y el sentido. De ahí también que para Lacan el inconsciente sea también el discurso del Otro.
Constató que los significantes operan siempre articulados en una estructura y se relacionan entre sí por oposición, por diferencia, como elementos discretos y formales, vacíos de sentido por si mismos. Por ello el significante en tanto tal no significa nada, al respecto precisa Lacan: Es de la naturaleza de todo significante el no poder significarse a sí mismo.
El lenguaje al ser concebido como una estructura de significantes, se constituye también una alteridad radical, excéntrica para el que habla, más allá de todo partenaire, del otro de la interacción social o del semejante, por ello Lacan la denominó el gran Otro, verdadero tesoro de los significantes, estructurada con una organización muy particular puesto que es un Otro incompleto e inconsistente, un conjunto que está afectado por un falta que escribió como desde ese lugar somos hablados, y nos dirigimos sin saberlo a los otros y a nosotros mismo, por ello la desconfianza al yo que habla y que cree definirse por lo que piensa, el yo es un espejismo que no sabe lo que busca conservar la pretensión de la unidad. Armado con estos principios, Lacan acompaña las interrogantes freudianas aportando nuevos conceptos, proponiendo nuevas hipótesis, y abriendo otras vías de investigación para el psicoanálisis. Sus contribuciones se desprenden del hecho de recocer que el ser humano es un hablanteser, un parlêtre . Su dependencia inevitable al lenguaje y al significante conlleva múltiples consecuencias, incluso es sólo allí y a causa de ello que nosotros sostenemos esa locura de que hay el ser: porque es seguro que creemos en ello, creemos en ello a causa de todo lo que parece ser sustancia.
Así, se trata de reconocer que, ese yo que habla y se cree dueño de sus palabras, es por el contrario capturado y hablado por los significantes del Otro, a los cuales se encuentra identificado y alienado sin saberlo. Bajo estos supuestos confirmados por la clínica analítica extraerá todas las consecuencias de la experiencia de la asociación libre, erigida como la única regla fundamental de la técnica analítica, su necesaria puesta en juego en un análisis, evidencia ese sujetamiento al Otro. Por ello, será la sesión analítica el dispositivo único y particular donde el inconsciente es verificado, tal como lo precisa en sus conferencias en USA el año 1975:
Nosotros no tememos medio de saber si el inconsciente existe fuera del análisis.
La sesión analítica en tanto espacio, lugar o dispositivo de la cura, quedará determinada no por algún encuadre particular, estándar, sino por la posición que ocupe el analista y el tipo de discurso que promueva.
Su Enseñanza
Dirigida en un principio sólo a los psicoanalistas, su enseñanza se extendió más allá de ese grupo, interesando a todo aquel que hiciera de la subjetividad contemporánea su objeto de estudio. Lacan interrogó y cuestionó profundamente las bases en las que descansaba tradicionalmente la formación de los psicoanalistas, junto con el estatuto y las condiciones del psicoanálisis en su relación a la ciencia contemporánea. Distinguió y formalizó el tipo de sujeto que se desprende de la experiencia del inconsciente como un sujeto dividido por el hecho de hablar, por tanto imposible de apresar como una esencia o una sustancia, sino siempre a través de otros significantes en los que se escabulle permanentemente, al tiempo que emerge como un vacío.
Lacan interroga durante el último tramo de su enseñanza hasta la propia noción de inconsciente freudiano, proponiendo el neologismo l´une-bévue homofónico al Unbewuste freudiano. Demostró incesantemente la íntima dependencia entre la formación del analista, su ética y la supervivencia del psicoanálisis en nuestra civilización.
En sus más de treinta años de enseñanza pública, sostenida en espacios y lugares, en su mayoría no insertos formalmente ni al Hospital ni a la Universidad, realizó un gesto inédito de apertura del psicoanálisis. Todo aquel que quería escucharlo podía asistir a su Seminario, sin restricciones de admisión, allí utilizó y desplegó una gran variedad de recursos y herramientas conceptuales para renovar la teoría psicoanalítica y ampliar sus horizontes explicativos. Sin embargo, en su práctica como psicoanalista, sostuvo la fidelidad al psicoanálisis freudiano en cuanto conservar lo esencial de su praxis, esto es la clínica y la práctica de la palabra ejercida con finura y determinación, atento a todos sus avatares. Será el privilegio otorgado a la palabra, sus efectos, funciones, poderes, y limitaciones, lo que lo llevará a recurrir a diversas disciplinas para explorar sus propiedades, entre las que se destacan: la lingüística y la antropología durante sus primeros años, la lógica, las matemáticas y la topología hacia el final de su enseñanza.
Aun cuando importó con gran libertad conceptos a menudo utilizados para fines muy distintos a los de su campo original, contribuyó a situar al psicoanálisis en un diálogo e intercambio fecundo con las ciencias sociales y con las discusiones de su época, emulando el gesto y el espíritu freudiano.
Su Clínica
Hizo de su clínica una práctica singular, realizaba con regularidad presentaciones de enfermos en el Hospital Henri Rousselle en Sainte-Anne donde indagaba, no sólo aspectos relativos al diagnóstico diferencial sino que mediante sus entrevistas a pacientes ponía en juego su propia noción de estructura, pulverizando las categorías que distinguen lo normal de lo patológico, dejándolas en suspenso, o muchas veces invirtiéndolas. Señala Miller comentando el efecto de las presentaciones en los asistentes:
“Lo que decía el enfermo nos era enigmático, y esperábamos que fuera descifrado. Pero vemos que el desciframiento es enigmático a su vez y exige ser descifrado”
En su práctica como psicoanalista en su consulta, desplegó un estilo único, irritante para algunos, fascinante para otros, donde conmovió uno de los principios tabú del estándar de la clásica sesión de psicoanálisis, definida por la I.P.A y no por Freud, con un tiempo fijo. Sustituyendo la duración de la sesión de tiempo fijo, dada por el tiempo cronométrico y por decisiones de carácter administrativas, por la sesión de tiempo variable, incluso corta, regida por un tiempo al que califica como lógico, tributario de la puntuación del discurso (escansión) y del Nachträglichkeit freudiano que traduce como après coup.
Sus Publicaciones
Publicó en vida los Escritos donde recopila artículos que cubren el periodo que va desde 1945 hasta 1966, de lectura exigente y erudita, pero que logran provocar al lector con frases fugaces, intempestivas y hasta enigmáticas. Con una retórica intrincada, donde abundan las elipsis y permanentes alusiones a controversias de su época no siempre advertidas, aborda problemáticas tanto analíticas, filosóficas o clínicas situando siempre el lugar que allí tiene el psicoanálisis y el descubrimiento freudiano. Abundan en sus artículos, dotados de una gran variedad de recursos teóricos, una erudición y riqueza que invitan a la investigación de fuentes filosóficas, literarias, lógicas, pero que no olvidan el anclaje clínico y la fineza psicopatológica que entrega el psicoanálisis, allí se asiste al diálogo frecuente con los textos de Freud y las criticas a los post-freudianos. Platón, Aristóteles, Hegel, Kant, Marx, Nietzsche y Heidegger, son convocados como interlocutores de una discusión sobre múltiples temas, la ética, el goce, la razón, la epistemología y las ciencias.
Dice proseguir el debate de las luces pero introduciendo el inconsciente como un efecto del lenguaje, un sujeto dividido y un curioso objeto sin sustancia ni imagen, efecto lógico del discurso que denominará objeto a, al cual calificará en 1966 como su único invento aun cuando ya había sido introducido en sus indagaciones sobre la angustia en 1963. Mediante tal formalización indagará la estructura de la pulsión, el fantasma o fantasía y el goce, todos ellos aspectos que resultan de los límites que se establecen por la acción del significante y que se incluirán dentro de un campo que Lacan llama lo real. Así y mediante la articulación de los tres registros que se desprenden de la acción del lenguaje, se perfila en lo simbólico todo aquello que compete al significante y el deseo, en lo imaginario al yo y al sentido y en lo real a la pulsión, el objeto y el sin sentido.
Desplegó una larga enseñanza oral en Paris, desde 1951 hasta su muerte en 1981, transitando desde el Hospital Sainte-Anne, la prestigiosa École Normale Supérieur de la rue d’Ulm y la facultad de Derecho del Pantheon, el testimonio escrito de esas sesiones donde el original no existe, se encuentra publicado en la colección El seminario de Lacan bajo la dirección y establecimiento de Jacques-Alain Miller.
Su proyecto institucional: La Escuela Freudiana de Paris
Producto de su exclusión de la I.P.A en 1963 fundará en 1964 la Escuela Freudiana de Paris, allí elaboró durante más de 16 años los principios de su enseñanza, modalidades y proposiciones para la formación de analistas y la transmisión del psicoanálisis. Esta será finalmente disuelta en 1980, en un clima divisiones internas y de controversias en cuanto al sentido y consecuencias de la transmisión de la enseñanza de Lacan, sumado a una inercia institucional que amenazaba con alcanzar los objetivos para los cuales había sido creada, esto es:
” …que vuelva a considerar la praxis original que instituyó (se refiere a Freud) con el nombre de psicoanálisis al deber que le toca en nuestro mundo que mediante una crítica asidua, denuncie sus desviaciones y sus compromisos que amortiguan su progreso al degradar su empleo”.
Sin embargo, tal como señala mas adelante y con el fin de renovar los bríos de su enseñanza, hace un llamado a los que quieran seguirlo impulsando “…una contra-experiencia que compense”, de este modo en Enero de 1981 funda y preside l’École de la Cause freudienne, respondiendo así a su última iniciativa institucional.
Entre los aspectos más controvertidos para la comunidad psicoanalítica ortodoxa, se destacan la eliminación de la distinción entre el llamado análisis didáctico obligatorio según la I.P.A para la formación del analista y el psicoanálisis personal. Lacan considera, por el contrario, que todo análisis personal, indispensable para cualquier analista, puede devenir didáctico si lo que está en juego es el deseo del analista. Propondrá una nueva modalidad para la verificación de los efectos del análisis personal, en su tránsito hacia la posición de analista y su vínculo con la comunidad analítica, llamará a este dispositivo el pase. Mediante tal procedimiento propuso suministrar a su comunidad analítica, es decir a la Escuela, los testimonios de la experiencia del análisis permitiendo investigar las condiciones que lo llevaron a su fin, estableciendo así una nueva forma de lazo transferencial, ya no hacia el analista, sino hacia la Escuela y el psicoanálisis.
En la única visita a Sudamérica en Caracas, el año 80, muy próximo a su muerte, exhortará a los que denominará sus lectores a continuar el diálogo con Freud, pero también a servirse de lo que nos dejó, un estilo, su pasión por el psicoanálisis, su clínica y sus preguntas.
“Sean ustedes lacanianos, en cuanto a mi yo soy freudiano”
Jacques Lacan murió en Paris el 9 de septiembre de 1981, a los 80 años.
Su obra y su enseñanza siguen vigentes, inaugurando de esta forma otra manera de entender y practicar el psicoanálisis.
Por el conjunto de sus contribuciones, Lacan no puede ser evaluado simplemente como un autor más dentro del movimiento psicoanalítico creado por Freud, su enseñanza representa en la actualidad, una concepción del psicoanálisis y por tanto del inconsciente sostenida en su propia originalidad.
Referencias bibliográficas
MARINI, Marcelle, Lacan, Éditions Pierre Belfond, Paris, 1986.
LACAN, Jacques, De nos antécédents, en Écrits, Éditions du Seuil, Paris 1966.
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MILLER, Judith, Album Jacques Lacan. Visages de mon père. Seuil Champ Freudien, Paris, 1991.
MILLER, Gérard, Lacan, Édit. Bordas, Paris, 1987.
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Escisión, excomunión, disolución: Tres momentos en la vida de Lacan, Editorial Manantial, Argentina, 1987
Elucidación de Lacan. Charlas brasileñas, Editorial EOL-Paidós, 1988.
El banquete de los analistas. Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2000.
ROUDINESCO, Elisabeth, Lacan. Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento, Editorial Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1994.
La batalla de cien años. Historia del Psicoanálisis en Francia. (3) (1925-1985), Editorial Fundamentos, Madrid, 1993
Généalogies, Edit. Fayard, Paris, 1994.