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The Babadook: Lo siniestro de lo materno.

The Babadook: Lo siniestro de lo materno.

Es interesante y sorprendente cuando a través de un filme de terror una cámara aguda y un guión bien construido, se logran abordar tramas más sutiles que no se agotan solamente en buscar el susto o generar el miedo en el espectador. La directora australiana Jennifer Kent consigue con éxito estos propósitos en su opera prima “The Babadook (2014)”, donde las ambigüedades y conflictos de la relación madre hijo son tratadas con los recursos temáticos y visuales del cine de género. La película , aún disponible en el catálogo de Netflix, sitúa su acción en nuestro tiempo y pone en escena a una joven madre con su pequeño hijo, ambos marcados por el trauma de un accidente que terminó con la vida tanto del esposo como del padre el mismo día del nacimiento del niño. Coincidencia fatal e inolvidable, el día del cumpleaños del niño quedará marcado eternamente por lo trágico y el conflicto entre la felicidad por el nacimiento de Samuel y el dolor de la muerte de su pareja estará siempre presente. Aunque han pasado seis años del fatídico accidente, el resultado es un niño inmanejable y una madre carente de las herramientas afectivas para lidiar con su conducta, mezcla de descontrol, irritabilidad, violencia episódica. Samuel (Noah Wiseman) es un niño poco adaptado a su entorno, se ha vuelto impredecible, los problemas interpersonales en su colegio y con sus pocos amigos van en aumento dificultando su autonomía y fomentando la dependencia hacia su madre. La situación entre ambos es tensamente cariñosa. Samuel se ha convertido en un niño difícil. Sus dificultades conductuales son compensadas con una gran imaginación. Por su parte, Amelia (Essie Davis), su madre, carga con la obligada crianza solitaria de este niño del que su sola existencia le recuerda la pérdida de su proyecto de vida. Sin pareja actual, añorando a su difunto esposo con inactividad sexual y frustraciones amorosas, la madre se ve constantemente superada por las demandas de su hijo y sin la vitalidad para crearse un nuevo proyecto. Pequeñas rutinas organizan una vida marcada por un cierto aislamiento social que sin embargo no los tranquiliza, la ausencia del padre se hace sentir en cada momento. La madre se refugia en la televisión y en un trabajo poco interesante y el niño potenciando su imaginación crea historias de monstruos que los amenazan. Como un incipiente héroe medieval el pequeño Samuel se entretiene inventando armas domésticas como ballestas o pequeñas catapultas para un combate imaginario que se avecina será brutal. Pero como en toda película de terror el mal ingresará en la vida de ambos a través de un canal inesperado pero familiar. Se trata de un libro perdido en un estante de su casa y recuperado por casualidad. “The Babadook”, es un libro extraño y perturbador, con ilustraciones que mezclan dibujos de una especie de monstruo o entidad bizarra, donde lo gótico con lo naif adquiere ribetes expresionistas y donde se cuenta una historia aterradora, con una progresión violenta pero a su vez inconclusa, tanto las extrañas imágenes, el contenido del relato, e incluso los fonemas que se desprende al pronunciar la palabra Ba…Ba…Dook resuenan tanto en los cuerpos como en la imaginación de madre e hijo despertando aspectos siniestros que afectan su precaria estabilidad. La casa se vuelve entonces un lugar amenazante, donde se libran batallas en cada lugar con perturbadores desenlaces. La película recurre a la narrativa y temas del terror clásico produciendo atmósferas que incomodan al espectador mientras asistimos a una espiral desquiciada en la relación madre hijo. Tanto Samuel como su madre lidian con lo que el libro sugiere, incita o permite proyectar dada la angustia de una maternidad conflictiva, un niño desamparado y una femineidad interrumpida por la fuerza de un duelo no resuelto. Así The Babadook y lo que la película desarrolla con gran maestría y eficacia muestra una forma patológica y sobrenatural de procesar algo de lo imposible de una pérdida cuando esta es perturbada por un contexto amenazador, donde el descontrol del niño y las extrañas imágenes del libro desestabilizan a quienes participan de un ambiente tóxico y malsano y como en una alucinación se hace ingresar lo real a la realidad quebrando sus coordenadas simbólicas. The Babadook entonces no sólo es un libro siniestro, es también es una presencia indescifrable que ingresa al cuerpo y la mente, una entidad espeluznante que distorsiona la percepción y moviliza aspectos sádicos, paranoicos y violentos que bajo el expediente del terror se nutre de las fibras más intimas que componen la locura femenina.

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