Dios del piano (2019)
Una extraña forma de la maternidad.
Más preciso sería un título como “el Dios piano”. Su omnipresencia durante el filme es avasalladora, ya sea a través de la cuidada selección de la banda sonora como de su materialidad física, adquiriendo un sentido más religioso que artístico para quien por supuesto cree en el.
Anat , la protagonista, es pianista y pertenece por línea paterna a un linaje familiar relacionado de distintas formas con el piano. Pero es su padre quien ha puesto un alto estándar en la ejecución de este instrumento que ella al parecer no logra cumplir. Nada sabemos de la madre.
Las esperanzas a sus frustraciones se encuentran en el nacimiento de su hijo. Pero…una inesperada condición del bebé la llevan por una espiral de decisiones que desafían cualquier moralidad y legalidad salvo por esa religión secreta que ella profesa y en donde se autoriza.
Un thriller psicológico con mucho “suspense” que nos recuerda a Alfred Hitchcock, pero también lleno de sadismo y perversión mas cerca de Haneke o de “La tourneuse de pages (2006)” de Denis Dercourt , con muchos primeros planos y escenas un tanto asfixiantes y minimalistas, con una joven actriz que encarna con equilibrio esa mezcla de frialdad como de delicadeza y de la que nunca sabemos cual será su siguiente paso.
Un filme notable, inteligente y bien construido por el debutante Itay Tal para explorar una forma de maternidad atrapada sin saberlo por un deseo ciego cercano a un imperativo de goce que la conduce a lugares extremos ignorando que la madre no es un lugar anterior al del padre , lo sabemos los psicoanalistas, lo primero siempre es el lenguaje, ese discurso que llamamos inconsciente y que llevamos escrito sin saberlo y un hijo cualquiera sea su vínculo , sanguíneo, afectivo o social, es por encima de todo otra vida distinta a la nuestra.