La supervisión, el control de casos o la superaudición
La supervisión es junto con el análisis personal y la formación teórica uno de los pilares de la transmisión de la clínica analítica y de la formación del psicoanalista. La supervisión es una actividad esencial en la formación de un clínico, contribuye a resolver dudas diagnósticas, orientar el tratamiento de un paciente, configurar el síntoma analítico, la demanda del paciente, resolver impases transferenciales, pero esencialmente su propósito es contribuir a situar la posición desde donde el clínico realiza sus intervenciones, buscando la rectificación del eje de la escucha y por tanto orientando al clínico a tomar la palabra cuando sea necesario. Es por ello que la supervisión, desde esta orientación, se ubica más allá de la mera implementación técnica.
En la orientación lacaniana, se prefiere utilizar el término control o también superaudicion, para enfatizar que es sobre la escucha donde se interviene y que ello depende de la posición que se ocupe. La superaudición posibilita recorrer e identificar distintas posiciones frente a un paciente, en un principio estas suelen estar más enfocadas hacia lo terapéutico, en otras reproduciendo modalidades del propio análisis y en muchos casos por identificación a su analista o a la teoría. Se trata, en una supervisión de favorecer las condiciones que permitan la búsqueda de efectos analíticos. Durante la supervisión el clínico se familiariza con distinciones fundamentales, tales como entrevistas preliminares, construcción del síntoma analítico, lógica de una cura, intervenciones, transferencias, diagnóstico estructural, dirección de la cura, neutralidad etc. Además de introducirlo en estas operaciones, una supervisión permite desarrollar e identificar el estilo propio que anima las intervenciones, procurando así evitar la imitación y la impostura, reconocer aquello que no se sabe, y lo que es necesario profundizar del propio saber evitando así centrarse sólo en el paciente o en lo técnico.
El caso.
Nuestra ciencia no se transmite sino articulando en la ocasión lo particular.
Jacques Lacan.
En el psicoanálisis los casos clínicos se construyen a partir de la importancia asignada a la palabra y al texto del paciente, material esencial del trabajo clínico. En la construcción de un caso, el discurso del paciente inevitablemente se entrelaza con las lecturas que realiza el clínico, por ello un caso siempre es un efecto, el resultado del relato que el clínico hace para un Otro (el supervisor, reunión clínica, presentación, la propia teoría, etc.). Su escritura revela una dirección y una posición que no siempre es advertida por el clínico, evidenciando además su relación con la teoría y con la clínica.
La supervisión de casos clínicos procura junto con el supervisado armar la lógica de las intervenciones, discutir los diagnósticos diferenciales, identificar las repeticiones y la envoltura formal del síntoma, pero sobre todo lo relevante es develar la posición donde se ubica el clínico, sus propias cegueras o mas bien sorderas, impases y dificultades.
Finalmente un caso es un texto efecto de una construcción particular, que traspasa a las personas que la componen.
Se trata en una supervisión de casos de darle al texto su lugar, despertando en el clínico nuevas preguntas que orienten los propósitos y los fines que busca de modo de evitar bloquear la emergencia del deseo inconsciente.
Por su parte, la orientación lacaniana ha continuado con esa tradición freudiana acentuando la operación de la construcción del caso, para evitar la tendencia a usar el material clínico simplemente como una verificación de la teoría, como un medio de ejemplificación.
De este modo más que un fin ilustrativo, un caso interroga a la teoría, y también al clínico en su abordaje y posición y exige afinar la técnica en lo que ella tiene de particular.