“En el curso de nuestra existencia hay veces en que nos encontramos repitiendo situaciones desagradables, en otras, la soledad nos trae sensaciones de desamparo y en ocasiones la irrupción sorpresiva de la angustia nos aterra y desorienta. A veces un síntoma no ha desaparecido con los psicofármacos o no se ha resuelto con otras experiencias terapéuticas. En todos estos casos se vuelve necesario elaborar nuevas respuestas, afrontar preguntas pendientes que nos impiden tomar decisiones o abordar nuestra experiencia desde otro lugar o con otra persona. La escucha atenta del analista y sus intervenciones, nos da la posibilidad de encontrar las causas de nuestros sufrimientos, quizás en los lugares donde nunca antes habíamos buscado: recuerdos , sueños, fantasías que no habíamos considerado relevantes. Se trata entonces de abrir un nuevo espacio, otra dimensión en lo psíquico , retomar aquello que Freud inauguró y nombró como lo inconsciente y que con Lacan se precisaron sus formas de aparecer en el lenguaje.”